jueves, 3 de enero de 2008

EXTREME PINK


Si, lo confieso. Soy petimetra del rosa.
Me vence.

Soy su paria. Vivo por y para él.

Para mi, simboliza un parnaso.

Cuando choca contra mis pupilas siento jocundidad.

Es como un íncubo que me posee y me desecha como una mísera jifa.

Me hisopea el alma, me la funde. Pink, es mi nombre.

Es una fórmula, un teorema, un descubrimiento.

Una forma con diferentes cuerpos. Un ser.

Color encarnado subido.

Rosa del azafrán, Rosa de los vientos, Rosa de pitiminí, Rosa de Jericó... Rosa de té.

Respiro su efigie egolatrada y puedo rumiarla hasta la infinidad.

Se reencarna en todo tipo de tejidos. Puedo tocarlo.

Es un espectro, que puede rosearte con sus abrazos parahelicos.

Sueño rosicler inalcanzable que te produce roséola.

Maldición dulcedumbre, que te engulle sutilmente.

Es el eviterno. Es mi alter ego.

LLoro y rio rosa. Me baño en el evo rosa.

Mi voz es suya y mi pasión se destiló entre sus sábanas.

Duermo a su lado y cada día pendo de su hilo adictivo.

Nací en sus brazos y surgí de entre dos pétalos rosáceos.

El amor tiene su sexo.

Su sexo es mio.

Me crié en la moheda de su luz y aprendí a ver de sus ojos.

Me mistificó y me asesinó los estímulos.

Me enseñó a caminar sin pies, sin piernas, solo con él.

Me creó bajo un manto de locura, sin aprender el significado de la cordura.

Cabalgo sobre su lomo petulante, luchando contra las miradas tediosas.

Soy su tecol, soy su rehén, su esclava torturada.

Hablo su idioma, practico sus costumbres y me integro en su cultura.

Me casé con él para tener una larga y duradera descendencia.

Me declaro" In saecula saeculorum ": PINK